Había una vez, un gigante que era muy relatón y no le gustaban los
niños, pero a los niños le daban igual y siempre querían jugar con él. Entonces,
para que lo dejaran en paz, hizo un gran muro de hierro por alrededor de la
casa. Pero en aquel tiempo era invierno y con el muro no entraba ni un
rayito de sol.
Muy cabreado dijo:
- “Valeeeeee". Se acabó el frío, ahora voy a derribar el muro y
voy a hacerme amigos de los niños”.
Desde entonces siempre recibía la visita de Papá Noel y los reyes magos.
Le traían muchos regalos para jugar con su nuevos amigos.
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