Érase un niño llamado Salvador, que pintaba y
escribía.
Salva pintaba cuadros y escribía libros. Tenía una
hermana llamada Ana María, 4 años más pequeña que él, con la que jugaba mucho,
y también la pintaba en sus cuadros.
Su padre era notario y se llamaba Salvador, y su
madre tenía mucho talento para la artesanía y se llamaba Felipa.
Era una familia feliz y tenía mucho dinero para
darle a sus hijos todos los caprichos que querían.
Tenían hasta un cine en casa para ver películas. Él
soñaba con ser famoso y estudió mucho para conseguirlo y de mayor se convirtió
en un gran artista llamado Dalí.
Le dio dinero a MADAGASCAR.
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