Érase un vez un niño que se llamaba Mario. Mario tenía una pelota muy grande que se la echaba encima suya, Mario con la pelota se subió a un tractor, fue a una escalera que estaba en una sombra. Fue al sol, después a la luna.
Mario se chocó con una estrella que iba a la tierra pero era gigantesca y sacó un hueso, lo tiró y la estrella se fue a por el hueso muy lentamente como un caracol o una tortuga gigante.
Continuará...
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