Era una vez una vaca llamada Red. Vivía en un prado verde y
grande. Un día tropezó con una piedra y se cayó a un charco de barro, se manchó
todo de marrón y su dueño no la reconoció, pero Red dijo:
–“Muuuuuuu”
Su dueño dijo:
- “¡Es Red!”.
La bañó y se quedó reluciente.
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