Érase una
vez un árbol que quería andar. Un día vino un niño que se llamaba Pablo y le
echó agua mágica y de pronto sus raíces se transformaron en piernas. El árbol
imitó a sus amigos los animales y comenzó a andar.
Sus amigos animales le dijeron de hacer una
carrera. Empezaron a correr y el árbol iba tan rápido que en un segundo estaba
en la meta y les ganó a todos.
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