Un día en el zoo había unos niños que
habían ido de excursión. Estuvieron viendo todos los animales, dándoles de
comer, incluso tocaron algunos animales. Cuando llegaron a la piscina de las
focas había una de ellas que no hacía más que saltar de alegría y tocaba las
palmas con sus aletas.
Los niños le llamaron la foca loca.
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